Un hombre que se creía San Martín: ¿De qué nos reímos los medios, cuando nos reímos?

Impacto - Por Luis M. González - No tengo dudas que a la gran mayoría nos pasa como individuos, que algunas desgracias ajenas despiertan un instinto tan imbécil como poco auto-reprimible. El "nos" me incluye definitiva y lamentablemente.
Se trata de aquella risa que nos contagia ver a alguien que cayó, la carcajada al ver el que tropezó.

E incluso aquellas acciones aún mas salvajes, que hacen que el mismo gesto en la cara se nos dibuje ante alguna discapacidad.
Nadie o desgraciadamente casi nadie, puede afirmar que alguna vez no le ocurrió.
Que no sonrió ante este tipo de situaciones.
Claro que a la hora de analizar este comportamiento, realmente nos avergonzamos, o deberíamos hacerlo.
Pero cuando somos los medios los que amplificamos aquellas desgracias para no solo reírnos nosotros, sino para que aquel que lo sufre, sea el destino de la risotada general, incluso cuando notamos que el origen del acto puede estar ligado a dolencias, a padecimientos, a sufrimientos no solo del triste protagonista, sino de toda una familia quizás, la historia toma ribetes graves, al menos a mi modesto entender.
Un caso rápidamente palpable en los medios, resulta el engendro televisivo "Policías en Acción" (que se emitía en Canal 13), donde la pobreza, la marginalidad y la locura, son reflejadas con un nivel tan preocupante como lamentable.
Desde esa producción televisiva, pueden estar riéndose en complicidad con algunos efectivos policiales que aparecen en pantalla, de personas totalmente ebrias que se caen redondos contra el piso, que lloran por antiguas o recientes penas, la mayoría de ellos en un nivel de pobreza que hace aún mas descarada la sorna con la que se llevan adelante las "notas periodísticas".
También, en algunos de los mas logrados niveles de calidad que muestran los hombres de ese programa de TV, suelen burlarse minutos y minutos, de personas que, seguramente con graves problemas psicológicos, deliran ante la cámara, inventando historias o derramando lágrimas por temores infundados (o fundados).
Graciosísimo. ¿No?
Un solo ejemplo.
Para no abundar de la sobre-exposición de personajes hoy llamados "mediáticos", que también exponen evidentes problemáticas que son aprovechadas por los productores de bazofias multi-mediales.
Aplausos para ellos. Generan contenidos para el "goce" de todos, a expensas de tragedias y vidas sufridas, a costo cero.
Perdón. Seguro que los personajes usados como basura, al menos son bien remunerados e invitados (ayudados sería mucho pedirles) a recuperarse de sus adicciones o a controlar sus problemas.
Y ayer, una nota ocurrida en Huinca Renancó en el sur de Córdoba, pareció tener ese mismo molde en las páginas de los medios que la comenzaron a reproducir.
Un hombre, presuntamente oriundo de la ciudad de Santa Rosa, fue detenido por efectivos policiales, debido a que decía a todo aquel que lo quería escuchar, que era el mismísimo "Santo de la Espada", el "General San Martín".
La historia, entre amigotes que intercalan chistes en medio de un asado, o entre colegiales que sonríen por la posible rima de "lija", puede ser útil.
¿Pero qué sentido tiene en un medio?.
¿No nos damos cuenta, como responsables de un medio de comunicación, que estamos ante una persona con alguna enfermedad, dolencia, perturbación, adicción, o lo que sea?
¿No nos damos cuenta que al dolor que esto debe causarle a sus familiares (ya que intuyo que a nadie le debe gustar tener un padre, un hermano, un tío, un abuelo, en una situación así), le agregamos uno mas, que es la burla general de todo aquel que toma contacto con la nota?
¿Tenemos licencia para reírnos aún de todo, incluso del dolor?
Y no estoy hablando de la vieja discusión del humor, que puede reírse de todo, mientras que otras voces sostienen que debería haber limitaciones. Estoy hablando de otra cosa.
Hablo de periodismo.
No es juzgar a colegas, ni mucho menos.
Solamente son algunas preguntas que me surgieron ante la "noticia".
Si a la mayoría de ustedes, lectores y periodistas, esto solo les parece una estupidez, me rendiré a que se trata de una visión tremendista.
Aunque igualmente me seguiré negando a poner una silla frente a un ciego, para generar una buena tapa.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pero si eso se ha hecho siempre, mirá nomás lo q hace el impresentable de Tinelli... y a la gente le sigue gustando, pero es más fácil reirse de las penurias ajenas q de las propias, porque cdo le pasa a uno ya no es tan gracioso, no?
Pero tampoco me parece q se llegue a exta-victimizar a alguien con discapacidad, si queremos incluirlos hagamoslo seriamente!!!