"Dar la mano" - Por Luis M. González

Impacto - Vi el artículo y realmente quedé decepcionado. Se trata de un informe publicado por el prestigioso Journal of Hospital Infection, en el que un reconocido cirujano estadounidense, propone para mejorar la higiene, evitar infecciones y la transmisión de enfermedades, cambiar el tradicional saludo de darse la mano, por un golpe o un leve choque de puño con puño.

¿Se dan cuenta?. Vienen por uno de los gestos de amor y paz mas importantes de nuestra historia.
Desde tiempos inmemoriales existe un gesto que lo dice casi todo.
O en realidad, que manifiesta muchísimas cosas.
Desde aquellos tiempos lejanos, darse la mano es muchas cosas.
Es una de las pocas cosas con las que aún nos entendemos todos (en todo el Mundo y sin computadoras, eh...), que han sobrevivido en la prolongada línea de tiempo humana.
Dar la mano no solo es un fraternal saludo, que deja en claro la amistad o lejanía que tenemos con quien nos lo manifiesta.
Dar la mano es entregarse, es dar algo de nosotros mismos por el otro.
Es solidaridad pura en la esencia de su significado.
Quien tiende una mano, lo hace desde el interior de su alma, cobijando con ese solo gesto, el dolor, la ausencia o la necesidad de quien lo recibe.
Mi nula capacidad científica impide certificar (aunque debe así serlo) si dar la mano es el traspaso de infecciones y bichitos invisibles que vienen por nuestra salud.
Pero sí puede certificarlo quien tenga sentimientos, que dar la mano en serio, desde lo profundo, es una transmisión de energía increíble.
Dar la mano en los primeros tiempos, era señal de que uno se acercaba en son de paz, sin armas, sin intenciones agresivas.
Ese solo gesto bastaba para sellar cualquier pacto o trato hasta hace no muy poco.
¿Cuántas vidas habrán salvado manos extendidas en la historia?.
¿Y vienen por él so pretexto de no contagiarnos vaya a saber uno qué?.
Yo paso.
Sintiendo lo que se siente paseando un hijo de la mano.
O recibiendo ese saludo de los amigos verdaderos.
O recordando la seguridad que daba la mano de la madre o el padre cuando chico, en momentos en los que uno pensaba que no podía solo ante cualquier pequeña o gran adversidad, paso.
Prefiero toneladas de jabones y alcoholes en gel a perdernos la posibilidad de semejante conexión natural.
Y es que si dejamos el paso libre a los fanáticos, éstos vendrán mañana por los abrazos y luego los besos, para mas tarde convencernos de que una burbuja es mejor que cualquier riesgo.
Y así andaremos por el mundo, sin darnos la mano, sin besos, sin abrazos, sin siquiera mirarnos a los ojos, conectados desde la lejanía por aparatejos locos que simulan que nos queremos, que nos amamos, que nos damos las manos, nos abrazamos y nos besamos.
Eso sí, todos sanitos.
Afortunadamente eso no nos pasa aún.
Mmmmm: ¿Todos sanitos?.
¡¡¡¿Eso no nos pasa aún?!!!.
Corramos ya mismo, abracémonos, démosle la mano a quien veamos que lo necesite, besemos a quienes amamos.
De todas formas, la muerte siempre acecha y la vida debe ser mas linda si está hecha de momentos felices.

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