Kevin fue literalmente “tragado” por la abertura y quedó inmerso en un importante cuenco de agua de lluvia caída en horas anteriores, y terminó falleciendo el 11 de abril de ese mismo año a causa de un ahogamiento en agua barrosa contaminada, que le provocó daño pulmonar irreversible y daño neurológico contaminante según determinara la autopsia realizada. Para juzgar la conducta de los trabajadores la Cámara del Crimen habilitó dos fechas habida cuenta de la importante cantidad de testigos citados para cada audiencia. Serán más de una veintena las personas que deberán llegar a General Pico para dar testimonio sobre el acontecimiento, ante el tribunal conformado por los doctores Alfredo Alonso, Florentino Rubio y Fabricio Losi, el fiscal Carlos Martía Salinas y los abogados que representarán a las partes: Guillermo Costantino (Lonegro), Ariel García (Viol) y Lorena Raquel Baz (Iriarte), Gustavo Massara y Jorge Salamone, estos dos últimos representando a la querella. La instrucción determinó que Kevin Barrozo cayó a la profundidad de la zanja abierta alrededor de las 18, cuando circulaba por el lugar junto a un amigo de apellido Solaro. Las pericias confirmaron que el cavado tenía 3,80 metros de profundidad y una boca de 9 por 1,50 metros, siendo construido por trabajadores de la empresa adjudicataria Marinelli S.A. cuya sede social se encuentra en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, Córdoba. Adolfo Viol desempeñaba tareas como director de la obra y a éste se le imputa “no haber instrumentado eficientemente un programa de seguridad” en tanto que Iriarte, fue procesado por haber sido el responsable de la excavación y el encargado de llevar a cabo el proyecto en Realicó. Por su parte Lonegro es un inspector de la Administración Provincial del Agua que, según la causa, debió “advertir la falta de implementación del programa de seguridad, estando facultado para disponer la paralización de la obra y exigir que se cumpla con el mismo, no lo hizo”. Testigos que aportaron su testimonio durante la etapa de instrucción consignaron que si bien el lugar se encontraba señalizado por su peligrosidad “las cintas estaban cortadas y tiradas en el piso” en el momento del accidente. Otro, una mujer que reside en las cercanías del escenario de la tragedia, dio cuenta que a simple vista “parecía una calle con agua y no se notaba que hubiera un pozo”, mientras que otros vecinos de la localidad relataron en forma coincidente que la zanja estaba abierta “desde hacía unos 20 días”. La instrucción sumó además el informe del subsecretario de Obras y Servicios Públicos de La Pampa, el arquitecto piquense Juan Carlos Guzmán, quien confirmó que la obra “sistema de desagües cloacales en Realicó” era ejecutada por la mencionada empresa, que el representante técnico era el ingeniero Viol y el responsable de Higiene y Seguridad Externa, el ingeniero Foglino.
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