"Un gran salto para la Humanidad"...

Impacto - Por Luis M. González - Hace un par de semanas solamente, murió Neil Armstrong, uno de los personajes mas salientes de la historia del Mundo Moderno.
Para los desprevenidos, solo deberé decir que fue el primer hombre en pisar la Luna. Aunque por supuesto, como todo en este Mundo, eso está en discusión, en debate.
Hay quienes creen que eso fue una patraña estadounidense para adelantarse en la carrera espacial a los inquietos y adelantados soviéticos, cercanos a ganarles de mano en la audaz empresa y que no hubo "alunizaje" en aquel momento, solo una grandiosa y cinematográfica puesta en escena.
Pero dejando de lado esta versión, lo importante aquí es la Luna y Armstrong.

El bueno de Armstrong (que, debo decirlo, no tiene parentesco alguno con el querible Louis, genial trompetista negro) me dejó grabada una frase simple, pero al mismo tiempo contundente, al leer textos referidos a aquel hombre y su hazaña.
Al preguntársele cómo se sintió ese día, respondió sabiamente: "muy, muy pequeño". Nada más.
Definición categórica. 
Sin demasiados rebusques orales, Neil Alden Armstrong, el hombre nacido en Ohio el 5 de agosto de 1930,  logró hacerme entender de qué se trataba aquello. Qué había sentido realmente.
Y no es fácil que un hombre se sienta pequeño. Hay pocas cosas que a quienes pisamos este Planeta, nos hacen sentir inferiores.
Somos seres desgraciadamente condenados a creernos que todo lo podemos. Con aires de suprema superioridad.
Si algo rompe esa fortaleza universal que tenemos, somos capaces de endilgárselo a dioses (si es que en algo creemos) o a quien por al lado justamente pase en ese momento de fatalidades.
Armstrong le dijo al Mundo en su primera definición sobre aquel sustancial episodio y en pocas palabras, lo inferior, lo minúsculo, lo insignificante, que el mas romántico de los lugares del espacio logró hacerlo sentir.
Como siempre, la mayoría no estaba tomando dimensión de aquel sentir. 
De hecho, Armstrong cuestionó el valor de su legado, al ser testigo de cómo la sed por la exploración espacial se vio cada vez más enredada en la política y las batallas por fondos
Llamó a todo eso " charlatanería y otras tonterías adjuntas".
Los hombres seguían viendo aquel paso "tan pequeño para un hombre, pero un gran salto para la humanidad", como una perfecta ocasión para hacer negocios, para conseguir dinero.
Dijo sentirse con necesidad de alejarse de las luces de los medios y de la fama, algo que si logró encandilar a sus compañeros de vuelo espacial.
Él dijo sentirse mucho mejor "en la oscuridad".
"Estoy convencido que la primera prueba de un gran hombre consiste en la humildad", dijo alguien alguna vez.
El primer hombre que pisó la Luna parece ser una prueba de ello. Cierto es que tuvo algunas definiciones polémicas, por ejemplo contra el actual presidente de los EE.UU., Barack Obama.
Pero esta columna solo pretende referirse a aquella frase del comienzo.
Aquella demostración de belleza de la Naturaleza (como tantas otras ignoradas a diario), que hace que tengamos que ponernos de rodilla en señal de admiración, de inferioridad. Al menos alguna vez es bueno
encontrar episodios en los que los hombres nos mostramos superados.
Lástima que sean muchos los que deberían quizás, viajar a la Luna para recién allí sentirse opacados.
El vuelo final Armstrong, por otros cielos y sin la Apolo 11, lo emprendió en Agosto de este año, a los 82 años.
Solo una historia, que habla de muchas historias.

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