"Qué Realico Queremos": De la mística perdida del 25 de Mayo

Impacto - Por Gladys Sago - Siempre hizo frío. Mucho frío y con heladas.Pero al placer estomacal que ofrecía el chocolate caliente bebido a media mañana en la escuela, se sumaba el calor fervoroso de la fecha. Cada 25 de Mayo, las nubes grises que de vez en cuando dejaban escapar un rayito de sol, contrastaban con la legendaria pintura del libro de lectura que mostraba paraguas frente al Cabildo en aquel 1810.

A la Patria inasible se la nombraba con mayúsculas y todo el mes de mayo con su preclara semana previa, hacian pintar de celeste y blanco los cuadernos. De los próceres sólo se conocía la remota vida pública y cuando algun maestro osaba contar ciertos requiebros personales de aquellos hombres ejemplares, lo hacía en voz baja, porque para la historia escolar siempre el heroísmo era masculino y estaba en el bronce; salvo el que dejaba constancia de mujeres como las Niñas de Ayohuma, una madre y sus hijas que curaban a los heridos en el frente de batalla; las Damas Mendocinas que cosieron la Bandera de los Andes; las que calentaron el aceite para tirarlo desde el techo durante las Invasiones Inglesas. O la legendaria Mariquita Sanchez de Thompson que fue la primera que canto el Himno Nacional en una tertulia en su propia casa, para despues enterarnos que se casó dos veces y tuvo varios amantes, sin que ello le quitara ni un ápice de patriotismo. En los actos, el inventario de los prototipos coloniales tenia que ver con los oficios-velero, la que vendía los pastelitos calientes, el que prendía los faroles-pero los que bailaban “La Gavota de Buenos Aires” debian vestir con levita y galera y las damas con trajes bordados, llenos de puntillas, como en los salones de la clase alta.
Ese fiel reflejo del hecho mas trascendente de la historia argentina, ponía a Mariano Moreno como el periodista que supo imprimir La Gazeta de Buenos Ayres en la vieja máquina que estaba en la Casa de los Niños Expósitos(y que todavía se conserva en un museo)pero olvidaba mencionar –sólo daban el titulo-que en su primera edición publicó el Contrato Social de Rousseau que como teoría política, explicaba, entre otras cosas, el origen y propósito del Estado y de los derechos humanos; cuya esencia supone que para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito, con derechos y deberes de los individuos, que son los que constituyen las cláusulas, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir con el contrato, pasible de modificar. Un gesto moreniano que buscaba transmitir las pautas para conformar una sociedad liberada del yugo español y de otras Potencias que quisieron reemplazarlo.
Si alla en los años´40 autoridades y representantes de las ”fuerzas vivas”de Realicó portaban la bandera desde la municipalidad para izarla en el mastil a los sones de la marcha ”Aurora”;cuando el edificio comunal se traslado a su sitio actual por los años´60, la curvatura de esa cuadra de la calle España tambien albergó por años a chicos y docentes que tiritaban; padres, abuelos y vecinos que oficiaban de público; colegas y pares que ofrecian discursos con lenta retórica y una doble ele bien pronunciada; poemas con tramos olvidados y “números artísticos” que generaban inquietud; para despues, antes de la desconcentración, con aires marciales desfilar a ritmo acompasado.
Entre héroes y mártires, el segundo tramo del festejo provocaba algarabía. Alli en la esquina de la plaza –hace ya tanto tiempo…-esperaba un “palo enjabonado” y uno cruzado donde colgaba la sortija; elementos para las carreras de embolsados, del huevo y la cuchara, de las tres piernas, rodeados de kioscos de las cooperadoras
escolares o los clubes con variedad de comidas y bebidas.Y hasta en la noche previa del 24,se daba una “Velada de Gala” en La Giralda que hacia turnar por año a las dos escuelas primarias de entonces -la 34 y la 222 a las que se sumo la de Adultos alguna vez-para brindar un espectáculo inolvidable.
Vagan por la memoria aquellos recuerdos. Estan tan vívidos, que proponen recobrar la inocente infancia por un rato para volver a creer en los demas. Los símbolos son para reverenciarlos;para despojarse de los espectros nefastos que jalonaron lo aprendido y retomar un poco de la mística perdida del 25 de Mayo, porque hablaba de Libertad!!.
Entre tanta incertidumbre cotidiana, con el desasosiego que agrisa todo clavado en la piel de adentro, pensar en celeste y blanco puede ser una manera de parirle nuevos colores a la vida en comunidad. Para que los interrogantes, por fin, puedan regalar certezas. Para que la palabra recupere su valor. Para que los gestos hacia el otro sean verdaderos. Para que en el momento de la asfixia llegue un prójimo-que es un próximo-y preste una bocanada de aire fresco que invite a compartir.
Es bueno reencontrarse en fechas que competen a todos. Pesan los sueños, pero si afloran, traerán consigo aquel orgullo de guardapolvos crujientes por el almidón, que no tenia apuro en despojarse del ritual porque lo sostenía otro sol, el de la bandera. Treinta y dos rayos tenia -y tiene-ese sol; un número cabalístico que tambien es el total de las piezas del ajedrez. En el juego-ciencia,como metáfora de lo humano,se mueven las piezas donde cada jugador intentará obtener ventaja sobre su oponente; aunque el objetivo final es atacar al rey de modo que no pueda ser defendido, la victoria puede obtenerse además, si el rival abandona o se le agota el tiempo.
Como el tiempo es Hoy y la vida no es un juego, dejarse seducir por ecos patrioteros hace perder dimensión a los sentimientos más profundos y peligrosamente se transita hacia el ocaso de la propia libertad,porque late, interno, cierto temor. El devenir en el pueblo -este, el nuestro, tan universal- se crispa y se contrae tantas veces como sus habitantes esten dispuestos a dejarlo fluir.Por eso, hay que abrevar en las raíces para ser capaces de gritar juntos y sin especulaciones, como si la campana convocara otra vez.
¡Viva la Patria!

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