Se trataba de producciones de animación y de ficción, que llegan desde México, Alemania, Finlandia, Argentina y España, entre otros.
Que los pueblos de La Pampa no fueran parte de esas jornadas, no los exime de que el dato removiera recuerdos de otros septiembres con brotes florecidos y rodillas ásperas de tanto jugar con la tierra.
Es bueno memorar.
En LA VOZ DE REALICO los avisos de los cines “La Giralda” y “Sarmiento” anunciaban las funciones de los jueves con series y películas de ”miedo” y de ”coboy”;los sabados con grandes producciones que atraían a vecinos de otras localidades y los domingos ”tarde y noche”,generalmente con cine argentino. Siempre con ”intervalo” musical, para comprar helado o golosinas en las confiterias. Un intenso aroma a perfume en la ropa recien planchada, zoquetes y zapatos guillerminas para las nenas y acordonados para los varones, eran el atuendo obligado que se completaba con alguna trenza o el jopo a la gomina.
Generaba asombro la magia de la imagen. Historias increíbles que mutaron del mudo blanco y negro de Chaplin, Buster Keaton, el Gordo y el Flaco o Ben Turpin a un “sonoro”que a veces entorpecía entender lo que decian los actores en Tecnicolor.
Antes, el monocromo del noticiero NODO Español dejaba en la retina la figura petiza y calva del Generalísimo Franco y trasladaba la imagen del avion de Iberia a la del gaucho a caballo del noticiero Sucesos Argentinos que-se supo-había encarnado el actor Pablo Palitos quien le hacia levantar las patas delanteras mientras la voz de otro actor, Eduardo Rudy, daba en off la información. De inmediato, la musiquita sobre pantalla de restallantes colores avisaba que vendrían los dibujitos animados; el permanente corretear de Tom y Jerry, el maravilloso Speedy Gonzalez con su tonada mexicana y el inefable Coyote que parecía perseguir al Correcaminos por el pasillo de “La Giralda”.
Con el tiempo se proyectaron infinidad de películas de circo;de nenes y nenas que lloraban su orfandad;de pequeños “monstruitos”que daba ideas para aplicar en las tardes de juegos o en la escuela; de cándidos chiquilines que cantaban raudos por montes y caminos…que resultaron-todos- un sustento espiritual para fraguar la imaginación. El corazón latía fuerte por momentos, la ansiedad remontaba circunstancias personales que se asociaban con las,a veces,estrafalarias situaciones.
Entonces, se producía la alquimia.Y alli estaba el rostro propio en el de los chicos de la película; en la imagen risueña o del valiente entrometido y un sinfín de figuras se colaban en las noches cuando el sueño arreciaba.
En la penumbra de la sala, el brillo de los ojos de los pequeños espectadores se adivinaba atento y seguro, porque el sortilegio conjunto evitaba temores. Ese momento de compartir, en un ámbito único donde el silencio se cortaba con los
suspiros o la risa, tal vez regrese a Realicó. Un Realicó que alternó algunas funciones en intentos o etapas especiales, porque se retrajo a la comodidad televisiva doméstica, para reconocer-como en otros tantos pueblos y ciudades-que el tamaño del magnífico espectáculo ideado por los hermanos Lumiere, no presume de único en vano. Siempre se recicla.
Hace un par de meses en un acto con funcionarios del gobierno nacional, el Ministro de Planificación Federal Julio De Vido le prometió públicamente al intendente de Realicò Facundo Sola, enviar fondos para reacondicionar definitivamente la emblemática sala del Cine Teatro “La Giralda”,para reflotar aquellas jornadas memorables donde sin condición alguna, todos los espectadores disfrutaban y devolver tambien, un lugar representativo de la historia local. De hecho la sala había sido inaugurada para ”biógrafo” en 1920 y desde entonces acompaña a la población con perdurable sentimiento de pertenencia. En dialogo con este periódico la Directora de Cultura Cecilia Acinas, comentó el propósito de programar-una vez concluidas las obras y con el equipamiento técnico adecuado-semanas especiales; ciclos de cine de autor; noches de cine-debate y estrenos en concordancia con otras salas de la provincia y el país.
Expectativa onírica, si las hay, la de recrear una etapa irrepetible como la de la infancia, para dejar fluir los signos de heredad en el pequeño mundo donde se trajina a diario;que al estar inmerso en un ámbito controvertido, individualista y pleitero, hace urgir la necesidad de sentarse al lado del otro para reparar el desgastado modo fraterno de la convivencia; tomar lo inasible de las historias como si un juego comun convocara, mientras se asocian los sentidos en un ensamble perfecto de imagen y sonido que irrumpe para conjurar el hastío.Trae el calendario las épocas vividas con hechos y sucesos que quedaron plasmados en viejas hojas de periódicos y revistas; las caras de los actores, los paisajes reales y las escenografías de cartón, con guiones escritos por autores de culto y otros olvidables.
Los tiempos cambian y los criterios-por suerte-tambien. Bienvenido otra vez el cine. Realicó espera meterse otra vez en ese laberinto y salir airoso, porque el pensamiento será más plural cuando se introduzca en otras vivencias. Y desde la simpleza del misterio compartido, comentado, se atreva a volar.
Comentarios