Una pequeña llama, que con la ayuda de aquel que no sabe extinguirla a tiempo, puede transformarse en un gran incendio.
Paranoia que al menos amenaza con arrasar como una gran crecida de río, para que ganen siempre los mismos.
Realmente es genial.
Los tipos lo tienen tan bien estudiado, que lo hacen a la perfección.
Y recuerdo que no es nuevo, porque una historia que siempre me apasionó cuando la escuché de boca de un gran profesor de la Universidad de San Luis, habla de lo mismo.
Si la decodificamos, habla exactamente de lo mismo.
George Orson Welles nació en Estados Unidos y murió en el año 1985.
Fue un actor, director, guionista y productor de cine estadounidense.
En 1938, junto con varios colegas de su compañía, representó por radio en la cadena CBS, una adaptación de la reconocida obra "La guerra de los mundos".
En 1938, junto con varios colegas de su compañía, representó por radio en la cadena CBS, una adaptación de la reconocida obra "La guerra de los mundos".
La emisión causó auténtico pánico en Nueva Jersey.
¿Por qué?.
Porque resultó tan real, que los oyentes enloquecieron al escuchar que en su ciudad estaba teniendo lugar la invasión de los extraterrestres.
No es joda.
Es uno de los episodios históricos que dejan palpar el poder de los medios de comunicación.
De hecho Welles, sin quererlo, con este episodio, logró contratos millonarios.
Welles, a los gritos, relataba a manera de un informativo, que caían meteoritos. Informaba con una voz desgarradora que naves extraterrestres estaban tomando ese sector del planeta y que las fuerzas norteamericanas no podían hacer nada.
Además, "informaba" (actuaba), que usaban gases venenosos y rayos de calor.
Esto bastó para generar una ola de pánico tal, que arrastró a la enloquecida turba, a crímenes y suicidios.
Es genial. Casi igual.
Multitudes colapsaban servicios de emergencia, de dependencias policiales, de bomberos.
Llamaban a los medios pidiendo por informaciones y precisiones de cuestiones que jamás habían pasado. Que nunca habían pasado.
Welles parecía haber prendido (él sí quizás sin quererlo) una pequeña llama, que hizo estallar el incendio en aquella ciudad que se veía ahora desesperada y perseguida.
Miles y miles de personas corrían con sus pertenencias por la calle, dejando sus departamentos y tomando sus vehículos para escapar lo más lejos posible, causando enormes congestiones.
Muchos además, aprovecharon ese pánico generado para sus intereses delictivos.
Es genial.
Así se maneja entonces.
Desde ese momento, aunque no es el único ejemplo de la historia, Welles me enseñó el poder de los medios, incluso en la generación de saqueos, perdón de invasiones extraterrestres.
Fue en ese instante cuando comprendí que un noticioso con un presentador y un buen libreto, puede hacerte creer que alguien rompe vidrieras llevándose LCD´s y tablets o enormes cantidades de cervezas por motu propio, porque se encuentra asqueado de supuestas dictaduras en tiempos de democracias, perdón, quiero decir que algún presentador nos hace creer en invasiones extraterrestres.
Welles, o mejor "La Guerra de los Mundos", debió haber sabido de movidas políticas, de punteros, saqueos, de policías buenos y malos, acuartelamientos, de gobiernos lentos de reacción, de reclamos justos, de gobernadores que arrojan acusaciones terribles en su tierra y luego se desdicen sin ponerse colorados en Capital Federal.
De todo esto debió haber hablado Welles y ahí sí que el pánico hubiese llegado a conmocionar ciudades completas.
O un país completo, sin necesidad de navecitas y lásers coloridos.
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