¿Y si el asesino es el mayordomo?

Impacto - Por Luis M. González - "¡Son unos asesinos!". "¡Son unos hijos de puta!". Sí, lo gritan.
Y lo hacen sin problemas. A los cuatro vientos.
Asesinos e hijos de puta, entre otras cosas, sueltan, aquellos que inmediatamente vociferan que "hay que matarlos a todos".
Já.
La pena sería aquella como comerse crudo al caníbal, porque él es el salvaje ser.

¿Pero asesinos quiénes?. ¿Hijos de puta quiénes?. Me pregunto pensando que esa pregunta los dejaría fácilmente sin palabras.
Y no.
Los tipos enardecidos dicen nombres y acusan.
Sostienen con ninguna prueba que el ¿asesinato?, ¿crimen?, ¿suicidio?, del ahora reconocido fiscal, ya tiene culpables.
Inmediatamente tiene culpables.
Lo dicen en las redes sociales, donde gritan quiénes fueron, sin pudores ni temores a la equivocación aquellos que miramos solo por la tele este dramático caso.
Sí, se animan a profundizar teorías con razones y asesinos, solo por lo que la tele (o los medios) "venden" a través de una cuidada súper-producción.
Vale como dato aclarar que es la misma tele que nos vende todo el tiempo espejitos de colores por costosos bienes de oro.
Pero si bien no puedo entender cómo se animan a tanto, cómo podemos creer ciegamente a miles de millones de años luz de la verdad (ya que a ésta altura de los recientemente ocurridos hechos parece verde ese preciado fruto), mucho menos comprendo cómo se puede ser tan canalla de utilizarlo políticamente con tanta irresponsabilidad.
Vemos a periodistas que hoy cierran el caso diciendo que 2+2 es cuatro. Es decir que si murió una persona que supuestamente no quería a alguien o no era querido por alguien, inmediatamente ese alguien debe ser encarcelado por su culpabilidad, saltándose de esta manera la lectura esencial que sostiene que en este tipo de hechos son mas las probabilidades de que 2+2 sea 5.
Desde allí sacan sus simples argumentos aquellos que escupen falseados datos en un río revuelto.
Y son aquellos mismos periodistas que hace no mucho tiempo destrozaban la figura del fallecido personaje (con razones mas que interesantes y atendibles), los que hoy lo canonizan en búsqueda de agua para su propio molino en un año eleccionario.
Increíble pero real.
No se espera ni sentencia judicial, ni investigación posible.
Los grandes medios, aquellos acostumbrados a golpear el martillo pidiendo se comience a hacer efectiva la pena, decretaron los culpables desde el primer momento.
Afortunadamente el pueblo (no la gente), el pueblo parece haberse acostumbrado a este tipo de tretas y empezó a verle los hilos a la marioneta, la carta escondida en el puño del mago.
Alguien pareciese estar digitando este film tenebroso que, creyendo que somos imbéciles, nos presenta al hombre de rostro extraño, de gesto adusto y carente de simpatías (al menos para sus intereses ancestrales), como el autor del impactante crimen que llenó de sangre nuestras pantallas.
Pero lo que no saben estos tipejos (los de siempre, los que no cambian ni cada cuatro, ni cada diez años sus poderosos sillones, sino que renuevan sus poderes con el hambre y el dolor del pueblo al que fagocitan), es que ya estamos bastante creciditos y hemos asistido muchas veces al cine a ver este tipo de películas, como para darnos cuenta que el asesino, suele ser el mayordomo.
Por lo tanto, esperemos a ver el final.


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